La voz del árbitro | Luis Sánchez

La voz del árbitro | Luis Sánchez

Por Luis Sánchez | Ex árbitro del fútbol profesional colombiano

A la dirigencia no le interesa profesionalizar el arbitraje en Colombia

Columna de opinión publicada en el EL FUTBOLISTA (No. 17) Revista oficial de ACOLFUTPRO

Tras 27 años como árbitro, 20 de ellos en el fútbol profesional colombiano, la dirigencia decidió sacarme porque reclamé en los medios por un poco de atención para los árbitros en medio de la pandemia, la que desnudó la fragilidad de la estructura arbitral. Cuando empezó la pandemia expuse que nos tuvieron en el olvido absoluto, que ni siquiera nos hicieron una llamada para ver si estábamos vivos, si nos habíamos contagiado.

Muchos árbitros la pasaron muy mal cuando el fútbol paró, y algunos me llamaron a contarme sus historias.  Eso me empezó a remover y quise revelar esta realidad, tenía que decir a todos que estamos muy mal y que siempre hemos estado desprotegidos. Lamentablemente, como aquí se maneja mucho hermetismo y el árbitro no puede hablar, eso no le gustó a la dirigencia del fútbol de Colombia y simplemente me sacaron.

Confieso que fue un golpe muy duro, especialmente por ese estilo que tiene la dirigencia en Colombia para sacar a la gente, como si fuera un perro, después de haberle dedicado mi vida y después de todo lo que trate de aportar. Eso hizo que, por un tiempo corto, no quisiera saber nada de arbitraje, pero, por más que quise alejarme, fue imposible. El arbitraje corre por mis venas y no me lo quitará sino la muerte.

Por eso es muy importante que los futbolistas, los entrenadores, los directivos de los clubes, los aficionados y todos los grupos de interés del fútbol, sepan cuál es la situación del arbitraje en Colombia.

Divide y reinarás

En Colombia no existe una estructura del arbitraje. La FCF no cumple con los preceptos de la FIFA y no invierte en los árbitros;  no hay incentivos y mucho menos algún tipo de vinculación laboral. Simplemente prestan un servicio y ya, pero no importa ni cómo llegan, ni cómo está preparada la persona que presta ese servicio. Está claro que a ellos no les interesa invertir en el arbitraje y no les interesa que los árbitros se agremien. Aquí hay mucha división entre los árbitros por los egos, por regionalismos y eso lo sabe aprovechar la dirigencia del fútbol en Colombia y aplican perfectamente el dicho “divide y reinarás”.

En Suramérica, Colombia es de los países más atrasados en materia arbitral. En Perú, por ejemplo, hay un equipo especializado, con diez ex árbitros que manejan el departamento de arbitraje del fútbol profesional, mientras que aquí en Colombia son solo dos personas quienes manejan la A, la B, el fútbol playa, el fútbol femenino y el aficionado. ¡Eso no cabe en la cabeza de nadie! Los medios no se dan cuenta de eso y se concentran solo en darle palo al juez que se equivoca y a decir que el arbitraje está en crisis. Lo que no saben es que esos dos que manejan el arbitraje aquí ni siquiera conocen a ese árbitro que la embarró, no tienen ni idea si está bien, o si está enfermo, si entrenó o no.

Aquí la comisión arbitral hace unas designaciones, la comisión técnica solo está pendiente si el árbitro pitó bien o mal y se preocupan solo cuando hay un error, al que los medios de comunicación le dan mucho bombo, por lo que la solución es hacerlo a un lado.

No hay dolientes para la profesionalización

Ese es un tema que se ha abordado muchísimas veces, pero a la dirigencia no le interesa. No hay dolientes. Paradójicamente, al árbitro le exigen como si fuera profesional, pero se le trata como un amateur. Muchos han tenido que dejar sus trabajos porque les exigen disponibilidad para cualquier partido en el que sea designado para cualquier actividad de la FCF a través de la comisión arbitral. En últimas, eso termina siendo un tiro al aire porque si el árbitro pita mal, pues lo sacan y ya. No le dicen nada y sencillamente no lo vuelven a designar.

Ahora la Dimayor y la FCF sacan pecho porque a un árbitro de la B le pagan tiquete aéreo. Pero es solo al árbitro central y solo es el tiquete, porque no le pagan hotel, mientras que a sus dos asistentes les dan un auxilio de transporte terrestre. Definitivamente estamos en desventaja. Y ni qué hablar del fútbol aficionado, donde esos muchachos, para pitar sus partidos de la Difútbol, les toca poner plata y no hay ni quien los vea. Esa es la dura realidad.

Los árbitros deberían unirse y parar, como lo hicieron en Ecuador donde lograron mejores condiciones para desarrollar la actividad, entre ellos la remuneración: si antes ganaban 100 pesos, ahora ganan 1.000 pesos. Fue un cambio del cielo a la tierra, porque se agremiaron e hicieron respetar sus derechos. Ni se diga en Brasil, Argentina, Chile, México donde la federación les da un salario fijo mensual y les da una bonificación por partido y adicional les pagan una tarifa según el tipo de partido. Mientras tanto aquí gana lo mismo Wilmar Roldán por pitar un clásico Millonarios-Santa Fe, que un árbitro que debuta en un Huila-Equidad. Así es muy difícil.

Impera el miedo

La iniciativa de Jesús Díaz al fundar ACOLARFUT para dignificar la profesión de los árbitros de fútbol, es una gran idea. Debemos unirnos, tratar de organizar algo, una estructura. Sin embargo, para nadie es un secreto que se depende de la dirigencia, porque son los dueños del balón y lamentablemente a ellos no les conviene que les formen sindicato. A los dirigentes les crea roncha que alguien quiera ir a exigir sus derechos, que en el caso de los árbitros no se respeta ni el más mínimo.

Además, otro hecho lamentable es que esos ex árbitros que hoy trabajan con la dirigencia, cuando fueron árbitros exigían que las condiciones mejoraran, pero ahora, olvidaron todo eso y lo que hacen es apartar a aquel árbitro que quiera unirse a la asociación que conformó Jesús Díaz. Impera el miedo a agremiarse y a trabajar por la defensa de los derechos.

Somos parte fundamental

El llamado es a dignificar el arbitraje, que el árbitro sea tenido en cuenta, primero como persona y luego como parte fundamental dentro de la estructura del fútbol. No se puede seguir hablando de que queremos un mejor fútbol cuando a los árbitros no se les voltea ni a mirar. No se pide que el árbitro gane más que el futbolista, que es el artista principal, pero sí que se mejoren las condiciones laborales.

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