Referentes | Yilton Díaz

Referentes | Yilton Díaz

Entrevista con el extremo derecho del Deportes Quindío, publicada en la revista EL FUTBOLISTA (No. 22), quien nos contó que en su natal Guachené ya había desistido del sueño de ser profesional y que nunca se imaginó que en Bogotá sería donde renacería esa ilusión.

“No sé qué pasaría en el fútbol si no existiera ACOLFUTPRO”

Yilton Díaz había desistido de su sueño de ser futbolista. Quería estudiar y para eso viajó a Bogotá junto a su mamá y su hermana. Sin embargo, fue en la capital donde vivió varias aventuras alrededor del balón y donde curiosamente un árbitro le hizo renacer la ilusión.

“Cuando estaba en Guachené la ilusión era ser futbolista profesional, pero llegó un momento en el que desistí de esa idea, no lo veía como un proyecto de vida. Viajé a Bogotá para estudiar, para terminar el bachillerato y luego ponerme a hacer una carrera. En el transcurso de eso sucedió esto del fútbol, me encarrilé por ahí, se fue dando hasta que coroné, me hice profesional en el fútbol”, recuerda Díaz.

Este extremo derecho nacido en Guachené (Cauca) hace 30 años, estuvo en las inferiores de La Equidad, pero debutó en Fortaleza en la Primera B, luego jugó en Águilas y Huila, antes de su primera experiencia internacional en México, en un equipo de segunda división. Volvió para jugar en el Pasto, donde reconoce que tuvo su peor momento; luego tuvo un paso fugaz por la liga del Perú y de nuevo vino al país para unirse al Deportes Quindío, donde está feliz, pues allí es donde se ha reencontrado con su fútbol y sueña con ascender con el equipo dirigido por Óscar Quintabani.

Está muy agradecido por el apoyo que siempre ha encontrado en ACOLFUTPRO y está a punto de comenzar a estudiar aprovechando los beneficios que le otorga la agremiación.

¿Cuéntenos por qué había desistido de jugar al fútbol y cómo fue que revivió ese sueño?

En Guachené jugaba en una fundación llamada Inter Campus, que era una alianza entre el Inter de Milán y el Deportivo Cali, de ahí salían jugadores a probarse allá. Luego por fuerza mayor me fui para Bogotá. Mis padres se separaron y mi madre se había ido adelante. Un tiempo después viajé con mi hermana. Vivíamos en Kennedy… Yo ya había desistido del fútbol, pero cuando empecé a estudiar para terminar mi bachillerato, un compañero me invitó a jugar lo que llaman ‘piratazos’ los fines de semana. Eran por allá en Terreros, cerca de Patio Bonito. Eso me ayudaba para los gastos, me pagaban 50 mil pesos y dependiendo el partido, me daban 80 mil, si hacía gol me daban más, en las finales pagaban más.

A mí me iba bien y un día, en un partido de esos, un árbitro se me acercó y me preguntó que dónde estaba jugando o que si quería hacer una prueba en Equidad Seguros, que él tenía amigos en las menores allá. Él quiso ayudarme, habló allá y me dijo que fuera tal día y así fue. Allá llegué a probar y me dejaron gracias a Dios para hacer mis primeros pinos en el fútbol, ya propiamente en un club.

¿Cómo fue la experiencia en La Equidad?

Entré a las divisiones inferiores a la categoría Sub-18 en el 2011 con el profesor Andrés Acevedo. Después pasé a la categoría que dirigía ‘Chonto’ Herrera y Hugo Galeano, la Sub-20 donde tuve los primeros acercamientos con el equipo profesional.

En un momento tuve una lesión fuerte. Ya estaba en Equidad, pero yo seguí pirateando y allá en un partido tuve una lesión: esguince de tobillo grado 3. Me tuvieron que enyesar y todo. Lo que me gané ese día prácticamente se fue todo en medicamentos. Yo veía que no mejoraba y llamaba al dueño del equipo, William a pedirle más dinero que necesitaba para inyecciones, medicamentos. Mi mamá me regañó y me dijo que no volviera por allá y en Equidad tuve que decir que me caí de las escaleras.

¿Por qué no pudo debutar jugando para La Equidad y sí lo hizo con Fortaleza?

En la Equidad estuve cerca de cinco años y nunca me llegaron a convocar a un partido, además, cada año todos los juveniles teníamos que quedarnos en diciembre para jugar el torneo del Olaya. Una vez yo no me quedé, me fui de vacaciones a mi pueblo. Cuando regresé ya no estaba el profe Alexis (García), estaba (Néstor) Otero y entonces el proceso cambió y me bajaron de categoría. Entonces decidí irme y buscar otros horizontes. Ahí me ganaba el mínimo, que eran 500 mil y algo.

Y se fue a Fortaleza…

Comenzando el 2015, en enero dije: Tengo que encontrar equipo y así fue como el 3 de enero viajé de Guachené para Bogotá y me fui a probar a Fortaleza. Todos los días hacían fútbol, era un proyecto nuevo, necesitaban jugadores. Estuve tres días y me dejó el profe Nilton Bernal. Fue muy bonito todo. Recuerdo que en debuté en un partido contra Atlético de Cali de visitante, ese día hice gol, ganamos 3-1 y salí como la figura del encuentro. Cuando llegué a Bogotá, comenzaron a llamarme varios empresarios que querían trabajar conmigo. Era un equipo con hombres de experiencia como el ‘Camello’ Serna, Pacho Delgado, Libis Arenas y de resto éramos jóvenes: Edis Ibargüen, John Duque, Kevin Londoño, Jorman Rueda… Ese año hicimos una gran campaña y ascendimos a primera división.

Luego jugó en Águilas Doradas en el 2016 y luego tuvo una experiencia en el fútbol de México… ¿Cómo estuvo eso?

Una experiencia muy buena con los Leones Negros de la Universidad de Guadalajara, que jugaba por en la división de ascenso. Yo viajé en diciembre del 2019 y la pandemia empezó en marzo del 2020 entonces eso truncó un poco todo. Porque me llevaron con el objetivo de ayudar para ascender el equipo. Íbamos bien, pero cuando empezó la pandemia pararon todo y anularon el ascenso. Sin embargo, a mí me dejaron todo el 2020 y todo el 2021. Aunque ya no jugábamos por el ascenso sino un torneo que se llama Liga de Expansión.


¿Por eso decidió regresar a Colombia?

Sí, como deportivamente no estaba creciendo, decidí volver para jugar en el Pasto. Pero esos seis meses han sido de los peores de mi vida deportivamente. No le ganábamos a nadie, ni al deportivo tapita. Además, no nos pagaban. Estuvimos hasta cuatro meses sin cobrar sueldo. Fue algo muy duro. Yo estaba con mi familia. Siempre mantenía en contacto con la agremiación, que también me ayudaron con lo de México, porque yo salí del club teniendo contrato y no me querían pagar un dinero.

Yo llamaba al gremio y ahí nos daban todo el apoyo. Un día decidimos no jugar el partido, que era contra Quindío, que estaba jugándose no descender. Entonces ahí todo el mundo se alertó y se puso el tema en los medios y entonces llegó el presidente y nos pagó y ahí mismo nos concentramos para jugar.

¿Cree que no le pagaban por el bajo rendimiento?

Desafortunadamente en el fútbol hay directivos que se manejan de esa forma. Cuando las cosas no van bien en lo deportivo, se pegan de eso para no cumplir con las obligaciones con sus trabajadores. Entonces creo que eso influyó mucho para que no nos pagaran.

También estuvo en la liga del Perú…

Allá estuve seis meses en el binacional del Perú, de primera división. Fue una experiencia muy buena, aprendí mucho de una nueva cultura, de un fútbol diferente al nuestro. Allá me afectó mucho la altura y fue una de las causas por las que me regreso a Colombia, allá se juega a más de 3.800 metros, allá siempre hay protestas de los futbolistas porque es muy difícil jugar allá.

¿Cómo ha sido la experiencia en el Deportes Quindío?

Llegué en julio del año pasado, ya voy a cumplir un año en esta institución y me he reencontrado futbolísticamente. Acá me tratan muy bien, las directivas, los compañeros, la hinchada, estoy en un lugar donde disfruto el fútbol. Llegué en el segundo semestre cuando habían caído a la B.

¿Cómo ha sido trabajar con un hombre de tanta experiencia como Óscar Quintabani?

Durante el tiempo que llevo conociendo al profe de cerca, veo que es un hombre apasionado por el fútbol, que no le gusta perder, que es muy serio en su trabajo y eso nos lo hace sentir, nos lo manifiesta. Cada vez que perdemos un partido el hombre ni come en la noche, por lo mismo, por cómo siente el fútbol, por la responsabilidad que tiene con esta institución. Él quiere tener este equipo en lo más alto y eso nos lo demuestra a nosotros. Uno a veces se siente apenado cuando no responde a su exigencia. A veces es complejo el momento cuando no se dan los resultados. Creo que es un maestro, he aprendido mucho de él, me he vuelto a encontrar futbolísticamente y he vuelto a disfrutar del fútbol desde que estoy aquí trabajando con el profe Quintabani y con el profe Einar Angulo.

¿Se siente mucha presión por no ascender?

En el fútbol siempre habrá presión y uno entiende a los hinchas. Pero no compartimos algunas cosas qué hacen, como por ejemplo las amenazas. Acá hemos vivido eso de cerca, no a mí, pero a algunos compañeros los han amenazado y les han escrito cosas en sus redes sociales, también los han ido a buscar a sus casas. Hay que tener buenas maneras para hacerse sentir y para ejercer la presión de parte de la hinchada. Como es un club histórico eso se entiende, pero todo debe partir del respeto a la hora de pronunciarse y hacerse sentir.

¿Cree que si hubiese descenso habría un mejor nivel en la Primera B?

Hay instituciones que la verdad lo tienen como un proyecto para vender jugadores, pero hay otras como el Deportes Quindío que me he dado cuenta que realmente quieren ascender, que hacen proyectos serios para buscar la primera categoría. Hay otros como Valledupar, el mismo Cortuluá que usan esto para mostrar jugadores. Yo creo que eso sería importante. Si hubiera una tercera división profesional sería más competitivo el torneo de la B, además, muchos compañeros tendrían más oportunidades de trabajo, sería una oportunidad buena para el fútbol. Desafortunadamente por la falta de oportunidad y de apoyo, muchos compañeros se han quedado sin ejercer la profesión.


¿Qué opina de la labor de ACOLFUTPRO?

No sé qué pasaría en nuestro fútbol si no existiera ACOLFUTPRO. Si con la agremiación ejerciendo presión para que respeten nuestros derechos, hay directivos que no los respetan, imagínense cómo sería si no estuvieran ellos. A mí me han dado la mano mucho: cuando salí de Águilas, me quedé cinco meses sin jugar y me fui al equipo de futbolistas sin contrato en Cali hasta que encontré la posibilidad de trabajar nuevamente con el Huila. Luego volvieron a apoyarme en el Pasto, cuando no nos pagaban ellos nos dieron un bono que nos sirvió demasiado.

Ahora quiero aprovechar las oportunidades que están dando para estudiar. Estoy decidiéndome entre la Gestión Deportiva y los cursos para ser entrenador, porque fuera del fútbol no me veo. Quiero seguir mi vida alrededor del fútbol y la experiencia que he ganado en los clubes espero seguir ejerciendo en una escuela y si Dios me permite dirigir profesionalmente sería una bendición.

Como un referente del fútbol colombiano ¿qué le quisiera decir a sus colegas?

Ante todo, que tengan mucha fe. Que crean en sus sueños, en el potencial que tienen, que nunca desmayen. Que tengan las metas claras, con humildad y que hagan las cosas con responsabilidad. Ese sería el mensaje para mis colegas, los que están buscando una nueva oportunidad o aquellos que tienen traspiés, que se les da una cosa, otra no. Que siempre tengan a Dios presente en todo lo que hagan, si estamos en sus manos todo tendrá una solución para nuestro bien.

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