«ACOLFUTPRO ha sido de mucho beneficio»

Ruyeri Blanco completó ocho años de carrera como futbolista profesional y sigue forjando su camino con disciplina y buen comportamiento. Proveniente de una familia llena de futbolistas, el delantero del Unión Magdalena disfruta al máximo cada día y sigue soñando y luchando por alcanzar sus metas. En esta charla con EL FUTBOLISTA nos contó detalles de sus inicios, la increíble anécdota de su primer gol como profesional y también de cómo vivió el momento más complicado de su carrera, cuando llegó al Atlético Nacional.

Nacer y crecer en un ambiente rebosante de fútbol, donde papá, mamá e hijos juegan fútbol, hablan de fútbol y respiran fútbol, no da la menor posibilidad a imaginar que Ruyeri Blanco hubiese tenido un destino diferente al de convertirse en futbolista y que, al dedicarle su vida y todo su esfuerzo, esta haya sido su profesión desde hace ya ocho años.

La cancha de arena del barrio El Pando, al sur occidente de la ciudad de Santa Marta, fue donde la familia Blanco Yus se dio a conocer, primero con el gran talento del padre, Debray, un espigado delantero que asombraba a todos con gran capacidad de anotar goles de cabeza, emulando a su ídolo Eduardo Emilio Vilarete, samario y gran figura del fútbol colombiano con el Unión Magdalena, el Bucaramanga y el Atlético Nacional entre otros, en las décadas de los 70 y 80.

Debray, quien no llegó a ser profesional, pues su padre lo motivó a ganarse la vida con la carpintería que él mismo le enseñaba, quizás no imaginó que conformaría una familia numerosa con cinco hijos, cuatro de ellos varones, y que los cuatro lograrían el sueño de ser futbolistas profesionales. Debray, el mayor, fue defensor del Unión Magdalena durante al menos cuatro temporadas y terminó su carrera en un club de Nicaragua. Aldair, también tuvo la posibilidad de jugar con el ‘ciclón’, pero por un tiempo más corto; Ruyeri, de quien estamos contando su historia y el menor es Jhonier, quien jugó en Águilas Doradas, Fortaleza y desde hace unos meses se unió al Azam F.C. de Tanzania.

“Desde pequeño, mi papá me llevaba a mí y a mis hermanos a aprender todo sobre este bonito deporte, siempre nos inculcó el fútbol y creo que por eso lo tenemos muy sembrado en nosotros”, dice Ruyeri, quien explicó que su nombre lo escogió su padrino de bautizo, otro gran futbolero, quien admiraba mucho a la selección Argentina y al defensor Oscar Ruggeri, quien jugó tres mundiales con la albiceleste.

Ruyeri comenzó a los 9 años su formación en el Semillero Yacomelo, donde estuvo por un tiempo breve antes de unirse al Club Deportivo Escuela José Otero, del reconocido exfutbolista del ‘ciclón’. Allí fue empezó a madurar, a fortalecer su cuerpo y su mente y sus habilidades como delantero.

Con apenas 16 años, la historia de Ruyeri se encarriló hacia el Unión, el equipo del que él y toda su familia eran hinchas. Miguel Molina había sido encargado de dirigir el equipo Sub-17 en la copa nacional y un día llegó decidido a hablar con José Otero, porque quería tener a Blanco en su equipo. “Yo estaba super contento, obviamente, siendo hincha del Unión, soñaba jugar allí. Yo le dije al profesor Molina que quería irme para allá, pero el profesor Otero no me iba a dejar ir gratis”, dice.

Ruyeri vivía su primera negociación en el fútbol. Aunque esta no fue muy complicada, pues el delantero recuerda que Otero conversó con Molina y le lanzó sin más lo que iba a pedir por Blanco y por el volante Ángelo Labastidas, quien también estaba en su escuela y era pretendido por la sub-17 del Unión. «Petos para entreno, platillos y balones. Eso fue lo que pidió Otero por nosotros”, relata Ruyeri, quien dio así un paso fundamental en su carrera.

“En ese torneo me fue muy bien, hice bastantes goles y un día el profesor Molina me dijo que él estaba sonando para el equipo profesional y que si lo llegaban a subir yo iba con él para allá y yo le dije: «Llévame que no te voy a fallar” Un tiempo después lo pusieron de asistente técnico y a mí me subieron de una al equipo profesional, que dirigía el profesor Carlos Silva”, cuenta Ruyeri, quien recordó que allí vivió una experiencia agridulce, pues estaba muy ilusionado de jugar con su hermano Debray, pero justamente ese año le dijeron que no iban a contar más con él. “Recuerdo que eso me dolió bastante, yo lloré en el entrenamiento, cuando vi que lo llamaron aparte para darle la noticia. Me dio muy duro, pero bueno, así es el fútbol”.

Un debut tranquilo y un segundo partido inolvidable

Se acercaba el momento de iniciar la competición en la temporada 2016 para un Unión Magdalena, que estaba sin sede fija tras el cierre por deterioro del estadio Eduardo Santos. En el 2015 jugó en Ciénaga y en el 2016 encontró su nueva casa en Riohacha, Guajira. Poco alteraba esto a Ruyeri, quien solo veía la hora de debutar. Estaba preparado y a la expectativa para cuando el técnico lo dispusiera.

Dimayor programó la Copa Colombia y el Unión comenzaba visitando al Pasto el 10 de febrero, en una fase de grupos en la que también enfrentarían al Valledupar y al Universitario Popayán. Silva tenía a Blanco en la lista para ese encuentro, pero ocurrió algo inesperado: “No pude viajar porque no me habían podido inscribir, ya que faltaba un papel, creo que la transferencia que no había enviado José Otero. Creo que estaba cobrando lo de los derechos. Él siempre ha tenido ese problema con Unión…” dijo Ruyeri, quien tuvo que esperar casi un mes para jugar pues todo indicaba que el técnico le iba a dar la oportunidad de jugar en un juego de Copa.

El Unión había arrancado con dos derrotas como visitante contra el Pasto y el Valledupar y el tercer juego era de local, en el estadio Federico Serrano de Riohacha, contra Universitario Popayán, el 10 de marzo del 2016. Blanco fue convocado y esperó pacientemente en el banco hasta el minuto 74. Con el marcador 2-2 el técnico Silva lo envió al campo en lugar de Raúl Peñaranda, autor del primer gol del equipo samario, que se complicaba, pese a tener un hombre más por la expulsión de un rival. Ruyeri no tuvo mucha participación, pero al final, en el tiempo de adición llegaron dos goles de Danis Guerrero y Andrés Mena, para enmarcar con una victoria aquel histórico día para la familia Blanco.

Seis días después, el 16 de marzo, Unión visitó al Popayán en la cuarta fecha de la Copa, partido en el que Ruyeri escribió una página especial en su historia como futbolista. Una con una emoción desbordada por anotar su primer gol, pero también una con una descarga de sentimientos inusitados al ver su primera y, hasta hoy, única tarjeta roja en el fútbol profesional.

El Unión perdía 2-0 desde los 28 minutos de juego y a los 40 se lesionó el delantero Peñaranda, por lo que Silva envió al campo a Ruyeri Blanco. “Peñaranda se desgarró y entré yo como a los 43… Entro y hay un tiro de esquina, centran, alguien la peina, queda un rebote y ahí yo meto el gol”, cuenta Ruyeri. “Era el primer balón que tocaba y fue gol… Yo corrí a celebrar frente a los hinchas del Popayán, que había un grupo que me insultaron cuando iba a entrar, y fui y me agarré mis partes… El cuarto árbitro me vio, informó al central y me expulsó. Me sacó con roja directa”, señaló.

Con esa montaña rusa de emociones comenzó la carrera de Blanco como futbolista profesional. El delantero recuerda que el técnico Silva lo regañó por su actitud en la celebración. “Yo calladito, porque por dentro estaba contento por haber marcado mi primer gol, pero no podía demostrar esa felicidad por respeto a los compañeros… Ya cuando estábamos en el aeropuerto, el profe me dijo que se alegró mucho por mi gol y que tenía que aprender de esa experiencia, pero me felicitó por el gol”, relató.

De hecho, tres días después de ese episodio, Silva le dio unos minutos a Blanco en el juego del Torneo contra Valledupar. En total, en ese año de su debut Ruyeri Blanco jugó nueve partidos y anotó tres goles. Buen balance para un debutante.

Ruyeri fue ganando experiencia en el equipo profesional, a la vez que disputaba los torneos juveniles nacionales con el equipo de Miguel Molina. Otro hecho destacado fue su primera participación en primera división, en el 2019, cuando el equipo regresó a primera y también regresó a Santa Marta, a jugar en el estadio Sierra Nevada.

El técnico era Harold Rivera, quien lo tenía en cuenta, junto a Ricardo Márquez, con quien disputaba la titular. La pelea era dura, porque ‘El caballo’ en el primer partido del año anotó un triplete, aunque el Unión perdió 3-4 contra Jaguares y ese día Ruyeri se quedó en el banco.

El debut en primera para Blanco fue el 29 de enero en Neiva. El Unión perdía 1-0 y en el minuto 86, Rivera lo envió al campo en reemplazo de Abel Aguilar. Dos minutos después, Ruyeri anotó el gol del empate con el que se cerró el encuentro.

“Fue un tiro libre que cobró Hernán Luna, pegó en la barrera y luego de un rebote le quedó otra vez al compañero que tiró el centro yo aparecí en el segundo palo y la meto de cabeza. Primer balón que tocaba”, relató Ruyeri, quien esa noche curiosamente jugó con la camiseta número dos, como si fuera un defensor.

EL FUTBOLISTA: ¿Qué le ha marcado en estos ocho años de carrera como futbolista profesional?
Que todo debe ser con paciencia, humildad y con mucha tranquilidad, porque recuerdo que antes de debutar había gente que decía que yo no servía para el fútbol por mi masa muscular, que era muy flaco, y muchas cosas más. Sin embargo, eso nunca me cambió la idea de ser futbolista profesional y persistí en alcanzar mi sueño.

¿Tan delgado era?
Sí, incluso todavía y eso que hago ejercicios específicos, hago de todo, pero yo creo que ya es mi cuerpo así. Mi papá también me dice que él era así como yo. Dice: “mira que de viejo y todavía sigo flaco”. Creo que cuando Dios tiene un propósito para uno, solamente queda luchar por él, y eso fue lo que yo hice. Siempre luché, nunca dejé de soñar. Me lo propuse y lo conseguí.

¿Su papá todavía juega partidos aficionados?

Claro y eso le ha ayudado para conseguirles trabajo a mis hermanos mayores, que ellos ya se graduaron en temas de deporte. Pero mi papá juega para empresas y él dice que juega, pero si les dan trabajo a mis hermanos.

Admirable lo de su papá…
Sí, todos saben que él juega muy bien. Incluso hay muchos exfutbolistas como ‘La Puya’ Zuleta, ‘Piña’ Mendoza que me dicen que el viejo es uno de los mejores cabeceadores que han visto en Colombia. Me dicen: “Yo respeto a tu papá, jugaba mucho, hacía unos goles impresionantes”. Lo que me dice mi papá es que no tuvo el apoyo de mi abuelo y en esa época pensaban que el fútbol no era un trabajo, no lo iba a sacar de pobre…

Ruyeri, junto a sus padres. Foto archivo particular.

¿Háblenos ahora de cómo se dio su llegada al Atlético Nacional?
Fue un poco complicada: recuerdo que a mí me querían el Junior y el América, que era el más cercano. Ya todo estaba supuestamente listo, pero yo no sé qué fue lo que pasó y esa negociación se cayó y ahí es cuando entra Nacional. Pero Eduardo Ávila quería que yo me fuera para Junior, pero ellos estaban aguantando a Miguel Ángel Borja en ese tiempo. Mientras eso pasaba entró Nacional de lleno, pero Dávila nada, haciendo pesado el negocio. Yo le escribía: “Eduardo, déjeme ir. Mire que es por el bien del club, le va a entrar plata, déjeme vivir esta experiencia, mire ya yo llevo tantos años aquí en el Unión que quiero dejarle algo al club porque, además, quiero explorar otro ambiente. Igual yo fui a Medellín, a hacerme los exámenes médicos y espere, que él estaba haciendo el contrato y yo esperando en el hotel a que firmaran ese convenio. Yo le oraba a Dios: Dios mío ¿qué pasa? No dejes que se me vaya el negocio. Ya estoy acá.

Fueron como 10 días en esas hasta que por fin me mandó un mensaje: “Ya está todo listo”. Los de Nacional me decían: “Negociar con don Eduardo es cosa seria”.

Pero luego vino otro problema para usted y los otros cuatro compañeros que acababan de llegar al club, porque Dimayor sancionó a Nacional prohibiéndole inscribir futbolistas por la deuda que tenía con Cortuluá…  ¿Cómo vivió usted eso? ¿Qué sintió?
Sí, se dio esa situación tan complicada. Nos reunían, nos explicaban, tuvimos muchas reuniones, pero pasaban los días y nosotros no podíamos jugar por no estar inscritos. Los abogados nos hablaban, nos dijeron que debíamos presentar una tutela y que la asociación nos estaba apoyando y la verdad es que nos dieron un respaldo muy importante y ahí nos metimos de lleno con la tutela. Fue difícil, la verdad es que llegó un momento en que me dije: “me va a tocar irme para otro equipo porque acá se complicaron las cosas”, sin embargo, yo no perdía la fe.

Muchos medios y muchos hinchas decían que no les estaban violando ningún derecho porque estaban entrenando y les pagaban el sueldo, pero es que a ustedes no los contratan para entrenar, sino para competir…
Sí, nosotros tuvimos muchas reuniones donde nos explicaron que se nos estaba vulnerando el derecho al trabajo. Y es que nos estaban perjudicando en lo laboral porque nosotros no teníamos nada que ver en esa situación, ya que nosotros simplemente somos los jugadores no somos los que negociamos o hacemos este tipo de trámites. Entonces manifestamos eso, incluso, los compañeros hicieron una protesta, pero creo que nos llegaron a escuchar fue por medio de ustedes, por medio de la asociación con el apoyo a la tutela y eso a nosotros nos sirvió para tener calma.

El empresario mío me decía: “Mira, hay una opción en Brasil”, y yo le decía: No, es que yo estoy acá y quiero quedarme acá y gracias a Dios todo se resolvió con la ayuda de la asociación, que fue fundamental en esa situación tan difícil.

¿Qué opina del trabajo que hace ACOLFUTPRO para defender a los futbolistas?
Opino que ha sido lo mejor que ha pasado aquí en Colombia para ayudar a los futbolistas, porque creo que son un pilar fundamental en nuestro deporte. Nosotros los jugadores no teníamos voz y ahora nos escuchan por medio de ustedes, para que nos tengan en cuenta en muchas decisiones que se toman. Siempre estaré agradecido con ACOLFUTPRO porque responden a cualquier inquietud que uno tenga, siempre están pendiente del jugador y creo que ha sido de mucho beneficio. Yo recuerdo que recién empezando con la con la profesional del Unión Magdalena, no permitía que ingresaran allá para hacer la reunión… Hoy en día ya les abren las puertas y saben que ustedes trabajan por los futbolistas.

Volviendo a su paso por el Nacional: estuvo allí año y medio y jugó poco ¿Cómo califica esa experiencia ?
Yo la verdad que estuve muy contento. Usted sabe que nacional es un equipo grande que exige resultados y no hay tiempo para proceso. Yo tenía por delante unos delanteros que era Jonathan Alves y Jefferson Duque, así que venía siendo el tercer delantero y a pesar de eso me dieron oportunidad de jugar varios partidos. Hice algunos goles. Hasta que en un momento ellos dijeron que se la iban a jugar con la cantera y ahí es cuando decidí irme al Delfín de Ecuador.

¿Qué tal es la liga ecuaatoriana y cómo fue la experiencia allá?
En Ecuador muy bacana, muy bacana esa primera experiencia por fuera. Voy a un club que no es tan grande, pero allá me recibieron muy bien, no tengo quejas. Los pagos eran puntuales, buena sede, buenas canchas y una buena ciudad. Me gustó bastante y me gustaría repetir esa experiencia

Y volvió a Colombia con el Alianza y luego al Unión a petición del técnico Pinto con el objetivo de ascender… Allí hay una gran hinchada y una prensa que está muy pendiente… ¿Se siente mucha presión?
Es una cosa loca. Si no haces las cosas bien, no rindes, aquí siempre va a haber el que critica y que te grita. Siempre va a existir la presión de la gente, porque el Unión Magdalena es un equipo histórico y la gente lo quiere ver en siempre en la A.

El Unión siempre busca pelear por el ascenso, pero en la B hay equipos que como que están ahí solo por participar. ¿Qué opina de eso?
Eso pasa bastante, como no hay una tercera división y no ha descenso hay clubes que más que todo tienen el equipo como negocio, que es lo que se dice en el ambiente de los jugadores, porque le conviene estar en la B porque le paga el mínimo al jugador y le entra plata de patrocinios y de la televisión, cosas así.

¿Qué mensaje les envía a sus colegas, a los futbolistas profesionales de Colombia, especialmente a los de a los de la Primera B basado en su experiencia?
Mi mensaje a todos los jugadores y colegas de Colombia es que no dejen de soñar, que, con humildad, esfuerzo y disciplina, uno puede conseguir muchas cosas, todo lo que uno tenga en mente puede conseguirlo. A mí me ha pasado y sé que Dios nos tiene muchas cosas grandes.

MEDELLIN – COLOMBIA, 19-02-2022: Ruyery Blanco de Nacional reacciona tras perder una opción de gol durante partido entre Atlético Nacional y Unión Magdalena por la fecha 8 de la Liga BetPlay DIMAYOR I 2022 jugado en el estadio Atanasio Girardot de la ciudad de Medellín. / Ruyery Blanco of Nacional reacts after losing a scoring option during match between Atlético Nacional and Unión Magdalena for the date 8 as part of BetPlay DIMAYOR League I 2022 played at Atanasio Girardot stadium in Medellín city. Photo: VizzorImage / Luis Benavides / Cont
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